La primera agresión.
Desde no hace tanto como sería deseable algunos profesionales en los partos, (tristemente no estamos hablando de mujeres experimentadas en parir, sino de médicos), se están sensibilizando y empiezan a entender que el recién nacido es una persona.
Aunque esto parezca una perogrullada pensemos que que hasta no hace mucho era una práctica bastante común operar a los recién nacidos sin anestesia por el riesgo que esta entraña y "porque no se enteran de nada".
Ya que un nacimiento traumático empieza a ser tenido en cuenta como fuente de futuras complicaciones de la vida adulta, con el visto bueno de la ciencia, podemos y debemos exigir dignidad en la llegada a los nuevos humanos.
En otra entrada ya se habló de como la medicalización innecesaria del parto era una estrategia para apoderarse de la maternidad y convertir a la mujer en víctima e incapaz, aun cuando se trata de algo para lo que la hembra humana está diseñada biológicamente, así como para hacer pasar por imprescindibles tanto a médicos como a medicina, desde el primer instante de nuestra vida.
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