martes, 24 de octubre de 2017

“DETROIT”, HISTORIA DE UNA MATANZA DE HACE 50 AÑOS





He visto “Detroit”, película estadounidense de este mismo año, una historia real de lo que aconteció en 1967 en la ciudad de Detroit, mucho más que una revuelta racial: es el relato mismo de los Estados Unidos, en gran parte racista, por su pensamiento supremacista de los blancos, y en parte también por su cobardía e injusticia de sus propias leyes emanadas de una Constitución que no cumplen. 


La película es soberbia hasta lo más alto, en base a una narración emotiva, realista, brutal, trágica y sin concesiones, pero también sin exageraciones. De hecho, se contiene para no entrar en una mayor dramatización.


 Se perfila, en mi opinión, como una de las candidatas al Oscar a la mejor película, por el conjunto de las aportaciones en la estructura del relato, por la ambientación, la interpretación y la música, especialmente significativa por los protagonistas s de estos crueles hechos. Históricamente hay que situarla en la lucha por los derechos civiles de los negros, pocos meses antes de que asesinaran a Martin Luther King en Memphis.


Estamos en 1967, en Detroit, estado de Michigan. La situación social es explosiva. Hay un gran desempleo entre los ciudadanos negros, la policía tiene un trato vejatorio hacia la comunidad afroamericana y no hay igualdad de derechos. La violencia ambiental, con estas condiciones de vida, están a punto de estallar.


 Y porque tenía que ocurrir, ocurrió el 25 de julio, a lo largo del día y especialmente durante aquella terrible. Como dice la narración, solo faltaba una chispa para que aquella situación estallara. Ocurrió por una nimiedad, el cierre por la policía de un local nocturno de negros que funcionaba sin licencia.


 La entrada salvaje de los policías derivó en una revuelta tremenda. Pero los hechos se sitúan en el Motel Algier. Allí están de fiesta varios negros y dos chicas blancas, a los que después se unen los componentes de un grupo de blues, del mítico sello Motown, irónicamente llamado The Dramatics. También está un guarda de seguridad negro que es testigo mudo de los hechos.


En el contexto de las revueltas, la policía local, con apoyo de unidades de la Guardia Nacional, de gatillo fácil, entran en el motel porque dicen que han oído un disparo. Lo que allí ocurre después es una auténtica salvajada. Mueren varios negros por disparos de unos policías, a sangre fría. Los demás, incluidos las dos chicas blancas, son maltratados y vejados. Aquello acaba en una tragedia. Al término de aquella frcha hay más de 40 negros muertos y no menos de 2.000 heridos, con cientos de detenidos arbitrariamente.


Lo demás es el relato del juicio que se abre contra los policías, con un resultado desalentador. La vida parece continuar, pero deja sus secuelas. En los componentes del grupo musical, en las familias. La justicia brilla por su ausencia. La película trata de reconstruir los hechos con ayuda de testimonios y algunos documentos de entonces. Es un tributo a la verdad, que no hace justicia, pero al menos consuela y repara la memoria de aquellos que fueron masacrados por un sistema racista que hoy continúa con Trump y quienes le votaron.


La película es extremadamente violenta y recrea la noche trágica de Detroit con una atmósfera asfixiante, casi claustrofóbica, pero nítida. La narración no solo está en los hechos y las palabras, también en los gestos, las miradas, los silencios, los miedos de la gente que tuvo la mala fortuna de estar, aquella noche, en el lugar equivocado con unos policías corruptos y criminales, siervos de un sistema culpable.


Os recomiendo este peliculón bárbaro pero genial y emocionante que a mí me ha dejado el alma desecha. Aquí lloran hasta las piedras. No dejéis de daros este banquete de cine del bueno por muy duro que resulte esta historia veraz.


  José Ramón Blázquez





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