‘Los internados del miedo’ recoge testimonios de abusos físicos,
psíquicos, sexuales y laborales durante la dictadura y los primeros años
de democracia
“Me quemaban el culo con velas y me restregaban ortigas por mis
partes por orinarme en la cama”; “lo que le hice a este señor sé que se
llama felación, pero yo entonces no tenía ni idea”; “pensé en
suicidarme. Que un niño con 12 años piense en eso es muy duro”.
Son
algunos testimonios de los centenares de miles de niños y niñas que
pasaron gran parte de su infancia, cuando no toda, encerrados en
internados y centros de beneficencia durante el franquismo y los
primeros años de la democracia.
Allí fueron víctimas de palizas, violaciones, trabajo esclavo y vejaciones,
en unos centros que el régimen utilizaba para su propaganda.
Unas
dramáticas experiencias vitales que quedaron sepultadas por el silencio y
que recoge el documental Los internados del miedo,
realizado por dos de los periodistas que más han documentado la
barbarie de la dictadura en España, Montse Armengou y Ricard Belis, y
que este martes estrena el programa Sense Ficció de TV3.
LOS INTERNADOS DEL MIEDO EN ESPAÑA
Versión en castellano del documental en catalán emitido en TV3 el 28 de
abril del 2015 en el programa Sense ficció.
Miles de niños y niñas en España fueron encerrados en internados
Católicos Romanos durante el Franquismo y hasta los primeros años de la
Democracia.
Colegios, orfanatos, preventorios antituberculosos o centros de Auxilio
Social regentados por la Iglesia Católica Romana, se convirtieron en una
especie de cárceles para estos jóvenes, que fueron abusados de
distintas formas por estos seres que se atribuyen "poder" por medio de
su religión, manipulando las conciencias de los más necesitados e
inocentes de este mundo.
Allí sufrieron abusos físicos, psíquicos, sexuales, explotación laboral o
prácticas médicas dudosas. Hoy destapan este pasado oculto y
silenciado. A diferencia de países como Irlanda, que han reconocido los
malos tratos a niños bajo su tutela, en España estos abusos NO HAN SIDO
NUNCA JUZGADOS NI REPARADOS.
La mayoría de los protagonistas de este documental NO confían en la
"justicia" española y por ello se han añadido a la Querella Argentina
contra los Crímenes del Franquismo que se ha abierto en Buenos Aires por
la jueza María Servini de Cubria.
Mientras tanto, han confiado su
relato al programa Sense Ficció de TV3, en unas entrevistas que para
muchos han sido en algo, la reparación que les niegan las Instituciones
Católicas Romanas.
"Els internats de la por" es un documental dirigido por Montse Armengou y
Ricard Belis, que cierra la trilogía sobre la infancia como víctima del
Franquismo, iniciada con "Los Niños Perdidos del Franquismo" (2002) y
"¡Devuélveme el hijo!” (2012).
LOS INTERNADOS DEL MIEDO EN ESPAÑA
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Los testimonios que han podido recabar destacan por su crueldad y
evidencian la impunidad con la que órdenes eclesiásticas que cobraban
por cada niño que acogían, e incluso funcionarios del Estado, actuaban
contra unos menores que no tenían manera de defenderse ni denunciar. “Me
llevaron a Sant Boi
. A veces yo le contestaba a la monja y me castigaban con electrochoques,
pero no porque estuviera loca, sino como castigo”, relata en la cinta
Julia Ferrer, sobre su experiencia en la Casa de la Caridad de
Barcelona. “Venía el sacerdote con la mano bajo la sotana, tocándote y
tocándose él, teniendo un orgasmo.
Y a este mismo señor al día siguiente
lo veías dando misa a las 8 de la mañana. Mi creencia en Dios quedó
trastocada”, explica Joan Sisa, que pasó varios años en las
instalaciones Llars Mundet de la capital catalana, un internado
inaugurado por Franco para acoger a niños procedentes de familias
desestructuradas.
Algunos de los afectados dan fe de la explotación laboral a la que fueron sometidos. “Yo fui vendido.
Me sacaron del colegio y me llevaron a León a cuidar ganado a los
montes completamente solo, con 13 años”, cuenta José Sobrino, uno de los
afectados.
“Nos hacían lavar de la mañana a la noche con sosa.
Me quedaron las manos llenas de agujeros, con sangre y pus. En el
colegio éramos esclavas”, afirma Isabel Perales sobre sus años en el
centro religioso Ángeles Custodios de Bilbao.
Otros testimonios relatan palizas cotidianas y vejaciones delante de
los demás niños. “Un aspecto en el que hemos incidido bastante es en que
no se trataba de castigos que se estilaban en la época, como podía ser
pegar con una regla en la mano en la escuela, sino que rayan la tortura.
Los apaleaban de forma cruel, los humillaban en
público, de manera que les han quedado secuelas terroríficas o les daban
una comida infecta y si vomitaban les obligaban a comérselo, con el
discurso aquél de ‘con el dinero que nos costáis y lo que hacemos por
vosotros’”, expone Armengou. “Estamos hablando de mucha maldad, de mucho
desprecio.
Y un impacto muy fuerte para nosotros ha sido comprobar que
este tipo de abusos tuvieron su auge en los 60 y 70, pero también se produjeron a principios de los 80.
Con la amnistía del 77 mucha gente salió a la calle, pero en cambio
estos niños continuaron encerrados en una especie de cárceles”, apunta.
La extensión del fenómeno
“El régimen franquista se encargaba de la beneficencia y la
asistencia social, pero en la mayoría de casos era una beneficencia
falsa, con ánimo de adoctrinamiento y formación ideológica.
Además, había sido el régimen el que había creado esa situación: niños desvalidos porque los padres estaban en las cárceles, o porque se habían separado y la madre perdía la custodia, incluso abandonados porque la madre no podía soportar el estigma de ser madre soltera”, detalla Armengou.
“Existía un organismo terrorífico, el Patronato de Protección de la Mujer, que se creó, textualmente, para ‘proteger a la mujer caída o en riesgo de caer’; pero ese centro que iba encaminado a la prevención de la prostitución acabó siendo un contenedor donde fueron a caer niñas en exclusión social, adolescentes con inquietudes políticas, o menores que habían sido violadas por algún familiar y se habían quedado embarazadas. A quienes encerraban era a las víctimas”, subraya la documentalista.
A pesar de no ser un fenómeno que sucediera en todos los internados, colegios religiosos, orfanatos, preventorios antituberculosos o centros de Auxilio Social, los casos de abusos físicos, psíquicos, sexuales, de explotación laboral y prácticas médicas dudosas ocurrieron en multitud de ellos.
Tanto que después de elaborar documentales como Los niños perdidos del franquismo, Las fosas del silencio o el retrato del Valle de los Caídos Abuelo, te sacaré de aquí, es el trabajo con el que sus autores se han encontrado más casos entre conocidos y allegados. “Mucha gente nos ha dicho que su padre, su hermano, un amigo… ha pasado alguna experiencia no demasiado agradable en uno de esos internados.
Es
el documental en el que nos ha pasado más”, asegura Armengou.
Sin reparación
Los autores del documental contactaron con algunos de los presuntos
responsables de esos abusos para corroborar las historias y contrastar
información, pero estos no aparecen en la cinta, que se centra en dar
voz a las víctimas. Algunas de ellas se encuentran adheridas a la
querella argentina por los crímenes del franquismo, pues afirman no
creer en la justicia española.
Hubo quien recientemente acudió a la
justicia eclesiástica que, “aunque parezca extraño, es mucho más dura
que la civil para casos de abusos, con plazos de prescripción mucho más
amplios”, señala Armengou, aunque los casos se cerraron al haber
fallecido los presuntos culpables.
Al contrario de lo que sucedió en Irlanda, donde tanto el Estado como la Iglesia han condenado los casos de abusos a menores, en España el Estado ni siquiera ha escuchado a las víctimas.
Es mediante trabajos como éste que, por primera vez, sienten que
alguien se interesa por ellos y se atreven a desvelar sus traumas.
Armengou destaca el cariño que reciben por ese trabajo: “Una vez más nos
hemos encontrado unas muestras de agradecimiento brutales por parte de
la gente.
Con todas las dificultades continuamos haciendo una apuesta
por estos temas, pero es increíble que tengamos que seguir haciendo de
bomberos, de UVI y de primeros auxilios sobre la verdad y la reparación
en este país. A nivel profesional es muy enriquecedor.
Pero como
ciudadana es una vergüenza”.
https://www.lamarea.com/…/un-documental-desvela-las-tortu…/…
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