martes, 26 de julio de 2011

NOVECENTO 1900, "LUCHA DE CLASES".( en tres fragmentos )



La película comienza el 27 de enero de 1901, coincidiendo con la muerte de Verdi, nacen al mismo tiempo en la hacienda Berlinghieri, dos niños: Olmo Dalcò (Gérard Depardieu), de origen humilde y descendiente de trabajadores de la hacienda y Alfredo Berlinghieri (Robert De Niro), nieto del patrón de dicha hacienda (Burt Lancaster).

Aunque las circunstancias del momento les enfrenten durante toda la historia, surgirá entre Olmo y Alfredo una gran amistad. La película narra los acontecimientos de relieve que ocurrieron en la Italia de la primera mitad del siglo XX. Empieza mostrándonos la situación de explotación en la que viven los campesinos de la finca, más tarde la acogida del comunismo por parte de los proletarios, luego narra el final de la Primera Guerra Mundial. Pero sobre todo la obra se centra en el nacimiento del Fascismo, apoyado, ideado y mantenido por los grandes capitales, sobre todo poderosos terratenientes que ven cómo merma su poder ante la creciente ideología comunista.


Por ello la película muestra esta ideología fascista que acuña el camisa negra Attila Mellanchini (Donald Sutherland). En un principio este personaje es contratado como administrador por el dueño de la finca y nuevo patrón, Giovanni Berlinghieri, que es el padre de Alfredo y que ha heredado la finca de su padre, Alfredo Berlinghieri Senior. Sin embargo Giovanni muere repentinamente lo que convierte a Alfredo en padrone (patrón) de la hacienda Berlinghieri.

Attila, ante la pasividad de Alfredo realiza todo tipo de abusos e injusticias contra los campesinos como agresiones y arrestos. Mientras la mujer de Alfredo (Dominique Sanda), burguesa y bohemia, se opone inútilmente a Attila y comienza una relación de amistad con Olmo, que hace sospechar a su marido Alfredo. Hasta que un día la ira de los campesinos estalla sobre Attila, por lo que Olmo tiene que huir. En represalia, los camisas negras asesinan a varios campesinos.

Años más tarde con la liberación de Italia por los aliados, los campesinos armados capturan a Attila y a su mujer (la prima de Alfredo) y ejecutan al primero, así como también capturan a Alfredo, el patrón, y realizan un juicio popular contra él, convocado por Olmo, que reaparece tras haber estado escondido en la propia hacienda. Finalmente Alfredo no es condenado a muerte sino que simplemente su figura histórica, el padrone (patrón), queda destruida. Inmediatamente después de celebrado el juicio, el comité de liberación nacional llega a la hacienda de Berlinghieri e insta a todos los trabajadores a deponer las armas, acto que cumplen puntualmente. Luego todos abandonan el lugar, izando la bandera de la hoz y el martillo. Pero Olmo se queda con una cara de insatisfacción pues sabe que su amigo Alfredo no ha cambiado de parecer, es más, éste tajantemente afirma: "El patrón está vivo". La escena desemboca en un ambiguo final


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Los hechos ocurridos en la Italia de los "felices años 20″ son trascendentales para comprender -en la medida de lo posible- la violencia y el autoritarismo que primó en los años treinta. Al fin y al cabo, el fascismo italiano fue el primero, el punto de partida de numerosos regímenes que le siguieron a la zaga: Dolfuss en Austria, Alejandro Tsankov en Bulgaria, Augustinas Voldemaras en Polonia, Vidkun Quisling en Noruega, Oliveira Salazar en Portugal y, por supuesto, la más extensa de todas las que asolaron Europa y que marcó nuestro pasado y nuestro presente, las dictaduras de Primo de Rivera y, sobre todo, Francisco Franco.

La película "1900" narra las vidas paralelas, ya desde el nacimiento, de Olmo y Alfredo, uno hijo de campesino-jornalero, otro descendiente de patronos y burgueses. Sus encuentros y desencuentros son el resultado de las diferentes etapas de la vida --una niñez más amable, una edad adulta con roces continuos, pero de cierta empatía- y la consolidación de dos grandes ideologías afines con sendas posiciones sociales: el comunismo y el fascismo.

En conclusión, la magna epopeya "1900", de Bertolucci, ofrece un fresco más que ilustrativo sobre la primera mitad del siglo XX. Un monumento a la historia y a las ideas políticas cargado de lecciones muy detallistas, inflamado con decenas de escenas simbólicas que vienen a recoger el sentimiento de una época no menos misteriosa. Las acciones viscerales, la incongruencia, el irracionalismo, la violencia fueron ingredientes propios del régimen fascista y comunista. Bien es cierto que el director pretende hacer al espectador partícipe de las penas y sentimientos de los segundos, pero en esta crítica no viene de más recordar que las atrocidades se cometieron de igual manera en ambos bandos, asunto que no dejaremos caer en saco roto. Al fin y al cabo, la justicia no es cuestión de preferencias.






Olmo Dalcó: "Los fascistas no son como los hongos, que nacen así en una noche, no. Han sido los patronos los que han plantado los fascistas, los han querido, les han pagado. Y con los fascistas, los patronos han ganado cada vez más, hasta no saber dónde meter el dinero. Y así inventaron la guerra, y nos mandaron a África, a Rusia, a Grecia, a Albania, a España,... Pero siempre pagamos nosotros. ¿Quién paga? El proletariado, los campesinos, los obreros, los pobres


Brillante película del director italiano Bernardo Bertolucci, que expresa emotivamente la historia reciente de Italia desde la perspectiva de la lucha de clases, representada en las condiciones de vida y desarrollo de una familia terrateniente y adinerada, y una familia pobre de braceros. En Novecento podemos ver cómo se empezó a financiar el fascismo por la oligarquía italiana y la salvaje represión que se vivía en tiempos de la Italia fascista del Duce.








Este último fragmento que presentamos, se puede resumir en una sola escena, una cumbre de la historia del cine, precisamente la penúltima escena del film. En ella los campesinos y campesinas celebran la autoliberación armada en el patio de la hacienda, tras ajusticiar al asesino Áttila luego que éste confiese sus crímenes. Olmo les convence entonces para someter a juicio popular al patrón, a Alfredo. En una escena de altísimo contenido simbólico, Olmo, erigido en juez, condena a muerte a su amigo/némesis Alfredo pero inmediatamente apostilla que no van a matarle, porque "el patrón ya está muerto" y le dice a Alfredo Berlingheri que es libre de ir adonde quiera. Minutos después irrumpe en la hacienda un camión con partisanos del Comité de Liberación Nacional que en nombre del gobierno provisional formado por el PCI, el PSI, la DC y el Partido de Acción requisan las armas de los campesinos, que éstos entregan con resignación y algunas protestas. Un muchacho, un niño en realidad, el que ha detenido a Alfredo, se niega a entregar su fusil; un carabinero le da una bofetada y le quita el arma, que lanza al camión junto con las otras. Los partisanos se van, y los campesinos se dispersan. En el patio de la hacienda solo quedan el niño, sentado y llorando la pérdida, y Olmo y Alfredo mirándose a los ojos. Alfredo sonríe. "El patrón está vivo", musita.


En 1945, sacudió Europa y el Mundo entero, la victoria sobre el nazifascismo, logro heroico del pueblo italiano, encabezado por el movimiento partisano, por el proletariado, con los partidos de la clase obrera PC, PS y demás partidos políticos democráticos y junto a los luchadores solidarios de muchos países.


Los partidos más importantes de la Resistencia constituyeron el Comité de Liberación Nacional (CLN). La lucha armada se dio por terminada el 25 de abril de 1945, cuando el Comité de Liberación Nacional de la Alta Italia (CLNAI) consiguió el control de casi todas las ciudades del norte del país, último territorio todavía en poder de las tropas nazis en su retirada hacia Alemania. La rendición incondicional del ejército alemán tuvo lugar el 29 de abril de 1945, aunque en alguna ciudad como Génova ya habían depuesto sus armas ante los partisanos días antes. Esto marcó el final de la Resistencia. El Comité de Liberación Nacional se hizo cargo de los primeros gobiernos de la posguerra: se produjeron entonces grandes divergencias sobre la configuración del nuevo estado italiano; por una parte, los partidos de izquierdas se negaban a regresar al viejo estado liberal prefascista y (con el apoyo del Partito d'Azione) defendieron que la Resistencia tuviera un papel decisivo en la construcción de la nueva democracia y que esta rompiera con la monarquía.


Por el contrario, el resto de fuerzas (sobre todo los democristianos, los liberales y los militares que no reconocieron la RSI) abogaban por el mantenimiento del régimen monárquico. La Asamblea Constituyente elegida en 1946 estuvo compuesta en su mayor parte por miembros del CLN, que fueron los que redactaron la Constitución de la República Italiana, inspirada en los principios de democracia y antifascismo característicos de la Resistencia.




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